Presente sin pasado


Viajo con la alegría de quienes regresan al pueblo después de tanto tiempo; del “spary” jocoso que parece sacado de alguna historia de Sánchez Julio…

Cualquier escritor por novato o de experiencia sentiría envidia de mí, porque esto parece un realismo mágico.

Por mas que intento no puedo evitar concentrarme en la conversación de quienes vienen de Venezuela y dudan en volver; de la benevolencia a un expresidente que manifiestan es el mejor que tuvo Colombia; de lo felices que son.  Es que nadie habla de ayer, todo es hoy y mañana... y los niños son culpables de la mala educación…

Me asombra algo, o dudo tal vez en lo que debo pensar: si estoy frente a un pueblo que jamás ha dejado de soñar pese a las circunstancias; uno que no se rinde ni se asusta de su historia; frente a uno que es capaz de olvidar fácilmente; o frente a uno que ignora su propia realidad.

¿Seremos capaces de construir presente sin pasado?





¡Que viva la Democracia!

Mirta le intrigaba algo, y eran las palabras de José Miguel, su compadre, cuando estaba borracho.

¡Que viva la Democracia! 
¿Qué querrá decir mi compadre? 
-Pensaba Milta, cuando escuchaba a su compadre-
Por qué esa euforia cuando dice, que viva, esa tal democracia.

Mirta entonces no respondió nada cuando le hice la pregunta pero estuve atenta para escuchar mi explicación.

Cuando llegó el momento de la reflexión, Mirta, con el mismo entusiasmo de su compadre José Miguel expresa:

“Por fin voy a saber que dice el borracho de mi barrio cuando grita: ¡Que viva la democracia!






Gracias, Valentina


Muchas veces Mónica  lo dudó.

Muchos creían que definitivamente encontraría solución a su “problema”.

No era fácil, estaba sola. 

Quien le dijo que sería fácil, le mentía.

Había perdido el apoyo de muchos

que en algunos tiempos habrían de estar con ella.

No fue fácil, nadie lo negó.

Tampoco serian los años que vendrían adelante.

Pero hoy Mónica ríe y se convence que tomó la mejor decisión.

“Gracias, Valentina"



Este dibujo lo realizó Valentina, de 9 años, cuando su profesor le dijo que hicieran un dibujo sobre el mejor regalo de su vida.