Llevo dos meses sin trabajar. Al contrario de lo que pueden pensar ha sido
lo mejor que me ha pasado durante mucho tiempo.
Curioso. Pero así se convirtió mi
vida de un momento a otro: en un monto de circunstancias que por más
explicaciones suenan totalmente extraña.
Ahora tengo tiempo para recobrar viejas costumbres que no
sé en que momento dejaron de ser parte de mi vida. Ahora el café de la tarde con mi tía en medio
de unas buenas tertulias me parece maravilloso (¿en qué momento se me olvido
eso?) Me siento en la terraza de mi
casa… ¡Vaya!, no recordaba que era eso: de escuchar el balón de los niños y las
niñas del barrio, del estribillo de una canción infantil. ¡Por Dios!, ¿en que momento se me olvidó todo
eso? “¿En que me he convertido?”, eso
fue lo que pensé cuando el balón cayó en mis pies y uno de los chicos me dice: “Señora, ¿me puede pasar el balón?”
“S-E-Ñ-O-R-A”… ¡Dios mío!
-exclamo- ¿En qué me he convertido?
Si esos mismos niños y niñas tiempos atrás me conocían como “la
amiga”. Para entonces llegaba de
trabajar y entraba a ser parte de aquel juego: el yimi, la lleva, el escondió,
el fútbol… ¡Por Dios!, en que momento abandone todo aquello.
Ahora entiendo porque varios vecinos que pasan por la
calle quedan mirando con gran extrañeza si quien está sentada en la terraza soy
yo o no. Claro, no falta el imprudente,
bueno, creo que más que imprudente, no falta el sincero que me diga: “¿y ese milagro?”.
Milagros son los que han sucedido durante estos dos
meses, y no precisamente por algún tipo de ritual u oración. Mi mamá pidió a mi papá que la pellizcara
cuando me vio en la cocina lavando platos; mi abuela ya no se preocupa tanto
por mi “encierro”; mi papá ya no se queja de mi “humor”…. ¡Barbaridad!
-exclamo- ¿En qué momento me convertí en
el ogro de mi familia?, si yo solía bromear y hacer “payasadas” en mi casa, si
yo sonreía a cada momento… ahora en mi casa era un ser humano reducido a un
“buenos días, buenas noches, hasta mañana”, cuyo espacio era el cuarto… Que
ironía que en mi casa me vieran así y en otras partes… vaya… vaya, en otras
parte hasta me aplaudían.
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